Estelle García Blanco nació en 1995. Artista-diseñadora, actualmente vive y trabaja en Bélgica. Tras estudiar moda en Bruselas, empieza a trabajar en la industria de la moda como plumista en los talleres de la Maison Lemarié en París. Se especializó en Diseño Textil en la Real Academia de Bellas Artes de Bruselas. Desde siempre fascinada por el diseño y la artesanía, decide modernizar el oficio plumero y sus técnicas ancestrales para proponer una nueva visión de las plumas. Le interesa explorar las delicadas fronteras entre la moda y el arte. En su trabajo, solo usa plumas recicladas de almohadas de segunda mano y textiles muertos. Es una de las ganadoras del premio de arte Espronceda/Real Academia de Bellas Artes, Bruselas. Su investigacion es sobre el uso de materiales animales es cada vez más complicado y está fuera de sintonía con nuestras preocupaciones sociales y ambientales actuales. Al recuperar almohadas de segunda mano, Estelle García Blanco encuentra un material rico en significado: desechos reciclados y un objeto simbólico íntimo. Mediante el uso de cojines sobreciclados, cuestiona nuestra conciencia íntima ligada a un objeto cotidiano. ¿Cuál es la relación entre la almohada y sus plumas? Este gesto de abrir una almohada vieja se parece a convertir la piel de un pájaro. Esas plumas de aves han demostrado ser ricas en posibilidades, hasta el punto de dar lugar a varias sustancias. Trabajada en la superficie, se convierte en una piel ficticia, con apariencia de pelaje. Trabajando en el espacio, se convierte en un cuerpo híbrido con toda la carga onírica que ello conlleva. La estructura del móvil recrea la ilusión de una piel invisible. Pero sobre todo, el pájaro, como animal poético, aparece como el espejo de nuestras preocupaciones ecológicas y trata de dar a nuestros desechos el lugar que les corresponde.